Mediación 20 diciembre 2024

Gestión Inteligente de Conflictos, primer centro de mediación de España B-Corp

Noticia publicada en Levente EMV el 26/10/2022


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Gestión Inteligente de Conflictos (GIC), ganador del Premio Revoluciona del BBVA,  es el primer centro de mediación de España certificado con B-Corp por su cumplimiento con los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial.


Este año se han presentado 5.000 empresas para ser certificadas como B-Corp, de las que solo lo han conseguido un 5%. En la actualidad, en España solo hay 174 empresas certificadas.


La certificación es emitida por B-Corp Spain, una asociación sin ánimo de lucro que acredita que la empresa contribuye a un mundo mejor, cumpliendo exigentes requisitos en cuanto a sostenibilidad, gobernanza, impacto medioambiental y fines sociales.  


CIG es el primer centro de mediación que ha conseguido formar parte del prestigioso grupo de las B Corporations (B-Corps), empresas que lideran un movimiento global de personas que están transformando la economía mundial para beneficiar a todas las personas y el planeta.


Entrevistamos a Gemma Pons García, CEO de GIC, una emprendedora valenciana que, como el nombre de su empresa señala, utiliza la mediación como la herramienta más inteligente y eficiente para encontrar soluciones a los conflictos que surgen en cualquier ámbito personal y profesional.


P: ¿Qué supone este logro para ti?

R: Estoy muy orgullosa. Significa un enorme reconocimiento de que estamos haciendo las cosas bien y vamos por el camino adecuado. El propósito de nuestra empresa es competir para ser el mejor centro de mediación posible. No me refiero al mundo, sino para el mundo.


Queremos dejar nuestra huella para formar una sociedad mejor. Una sociedad que es capaz de autogestionar sus conflictos es una sociedad mejor. Nuestros clientes lo han conseguido de nuestra mano.


Gemma Pons, junto al exconseller Vicent Soler, en la entrega de los Premios BBVA Revoluciona.

Gemma Pons, junto al exconseller Vicent Soler, en la entrega de los Premios BBVA Revoluciona. / ED


En GIC nos hemos sumado a una comunidad creciente de empresas que están contribuyendo a redefinir el sentido del éxito empresarial: un éxito que se mide no solo por los beneficios económicos, sino también por el bienestar de las personas, las comunidades y el planeta.  


En nuestro equipo somos idealistas, pero cuando fundé la empresa uno de los objetivos que buscaba era contribuir a mejorar el mundo, impactar positivamente en la sociedad. Y creo que, paso a paso, vamos consiguiendo resultados.


P: ¿En qué consiste la certificación B-Corp que acabáis de conseguir?

R: De 5.000 empresas que se presentaron para ser certificadas en B-Corp, este año solo la hemos obtenido el 5%. En España, en este momento, creo recordar que solo hay 174 empresas certificadas.


Se trata de una certificación emitida por B-Corp Spain, una asociación sin ánimo de lucro que acredita que la empresa contribuye a un mundo mejor por varios motivos. En primer lugar, porque nos preocupamos de ser sostenibles en el ámbito medioambiental.


Además, por la forma de gobernanza de la empresa en lo referente al trato con los trabajadores y las acciones sociales de la entidad, con transparencia.


Pero, sobre todo, en nuestro caso concreto por el impacto social. Queda acreditado que nuestras acciones y forma de trabajar fomentan una sociedad más justa, más pacífica.


P: ¿Cómo se mide ese impacto?

R: Nuestro impacto fundamentalmente está en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concretamente en el fin de la pobreza, la reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles y paz y justicia.


P: ¿Fue complicado conseguir esta certificación?


R: El estándar B-Corp mide el desempeño de la gestión en el conjunto de la empresa y cubre cinco áreas de impacto clave: gobernanza, trabajadores, comunidad, medio ambiente y clientes.


Esta certificación se otorga a compañías líderes en su compromiso social y ambiental. Se debe superar un riguroso proceso de evaluación, que en nuestro caso duró nueve meses, y a través del cual la empresa debía proporcionar evidencia de sus buenas prácticas e incorporar su compromiso legal con el propósito social en sus estatutos.


Te diría que el camino fue de constante y laboriosa transformación, y aún seguimos en ello.


La comunidad B-Corp refleja la economía europea con compañías procedentes de múltiples industrias y tamaños.


Entre ellas, encontramos empresas del sector de la alimentación —Capsa Food, Danone o Verita—, de la moda —Ecoalf o Patagonia—, de la banca —Triodos Bank— o de la energía —Holaluz—, entre otras muchas otras. Ahora nosotros, GIC, como primer centro de mediación de España.


P: Este mismo año obtuvisteis el Premio Revoluciona de BBVA y la Facultad de Economía de la Universitat de València. ¿Por qué para GIC es tan importante la sostenibilidad social?

R: Este premio supuso un reconocimiento a la inversión que hemos hecho en tecnología para mejorar nuestro servicio y el reflejo de que la sostenibilidad social es algo imprescindible, mucho más tras la pandemia y con una guerra en Europa y una crisis económica que nos va a empobrecer en muchos aspectos.


Ahora más que nunca debemos poner el foco en el cuidado de las personas, de los trabajadores, de esos conflictos que se generan en el día a día. Para nosotros, el centro del desarrollo sostenible es el ser humano.


Los conflictos tienen un impacto muy negativo en las organizaciones y en las personas. Se tiene que poner en valor que alguien te ayude a resolverlos de una manera rápida, eficiente y práctica. Acaba siendo beneficioso para el cuerpo, la mente y para las organizaciones.


En el ámbito organizacional, los conflictos interpersonales —entre dos o más compañeros y compañeras de trabajo— que no se resuelven y escalan pueden provocar costes a la empresa —baja laboral, absentismo, etc.— pero, sobre todo, hacen enfermar a las personas afectadas —depresión, trastornos de ansiedad, etc.—.


A lo que hay que añadir que esta situación no acaba en el trabajo, en muchas ocasiones la llevamos a nuestra vida familiar al trasladar el malestar que sentimos. Esto acaba afectando a nuestro entorno y otros ámbitos de nuestras vidas.



P: ¿Es complicado poner en valor un servicio como el de GIC, un intangible?

R: Es complicado para la mayoría de empresas que ofrecemos servicios profesionales. Se dice que vendemos expectativas, que manejamos intangibles. Pero una sociedad mejor no es humo, sino una realidad muy necesaria.


Nuestros números nos legitiman, nuestros clientes satisfechos son la prueba. Nosotros generamos paz, algo imprescindible para obtener calidad de vida y para poder mejorar en otros ámbitos de la vida. Más en los momentos de crisis y desasosiego social que estamos viviendo.


P: ¿Sigue habiendo desconocimiento sobre lo que es la mediación y sus beneficios?

R: Cada vez menos, nada que ver con mis inicios. La primera vez que abrimos una unidad de mediación en una gran organización nos habilitaron un despacho para que acudieran los empleados de la entidad a exponernos los conflictos que había entre ellos.


El ambiente de trabajo estaba muy enrarecido y la dirección de la empresa estaba preocupada, porque lógicamente el rendimiento de los empleados había bajado. Una empleada se acercó y me dijo: “¿Tú eres la de la meditación?”. Yo le contesté: “¿Usted tiene conflictos con sus compañeras?” y ella respondió: “Si yo te contara…¡Con una, sobre todo!”. “Pues suban las dos, me cuentan y así meditamos entre las tres”, le dije.


Aquella unidad acabó siendo un éxito rotundo en toda la escala de empleados, la organización acabó muy satisfecha y yo tuve la certeza de que mi trabajo había sido útil para las personas y para la empresa. Mejoraron las relaciones laborales, el rendimiento de los trabajadores y los resultados empresariales.


P: Tradicionalmente se acudía a la mediación en el ámbito privado, ¿cada vez se utiliza más en el ámbito empresarial?

R: Esto ha cambiado radicalmente en los últimos años. En las empresas hay una preocupación constante por el riesgo y el impacto reputacional que puede tener un servicio que no controla la empresa desde dentro.


Al fin y al cabo, la mediación es un servicio externalizado que deriva en un tercero imparcial. Pero una vez superada la reticencia inicial, son las propias empresas las que apuestan por este mecanismo de solución alternativa de conflictos porque, además de todo lo expuesto, se trata de una solución confidencial, rápida, eficiente y mucho más barata que la vía judicial.


Gobernanza, trabajadores, comunidad, medio ambiente y clientes, claves para obtener el certificado.

Gobernanza, trabajadores, comunidad, medio ambiente y clientes, claves para obtener el certificado. / ED


P: ¿Cuál es el sector que veis más necesitado en la actualidad en el ámbito industrial?

R: Probablemente, en estos momentos, es necesaria una gran dosis de mediación en el sector agroalimentario. Tenemos una crisis real de suministros y vivimos en un país que no se caracteriza por grandes extensiones de ganadería y agricultura, sino por pequeñas extensiones y empresarios.


Existe una necesidad real, como recoge una directiva europea de 2019, de que en este sector se impulse la mediación para que se lleguen a acuerdos eficientes en lo referente a precios y costes.


Del mismo modo que al principio pocos creíamos factible la mediación en el ámbito bancario, ahora es más necesaria que nunca la mediación en la cadena alimentaria.


P: Empezasteis a trabajar con el sector bancario en un momento en que requería mucha sensibilidad. ¿Cuáles son tus conclusiones después de todos estos años de experiencia?

R: Creo que entramos en un momento muy complejo, tras la anterior crisis económica de 2008, que tuvo un impacto tangible en la economía de las personas en 2012. Cualquier cambio del paradigma cultural que suponga que las grandes organizaciones crean en la mediación tiene que ser desde dentro.


Creo que hemos ayudado a fomentar una cultura de paz dentro de este sector. Hemos sensibilizado a las partes de que, efectivamente, la mediación es una herramienta útil, eficiente y, sobre todo, humana. Hemos llegado a acuerdos tangibles y prácticos respecto a un sector de la población que se había visto en una situación comprometida.


Muchos fueron contratos de alquiler social, alquiler asequible, condonaciones o reducciones parciales de deuda, asumiendo que la solución debía equilibrar el poder entre las dos partes.


P: ¿Cómo crees que será el futuro para GIC?

R: GIC es una empresa valenciana con propósito, que se suma a la tendencia de esas compañías que están transformando la economía y trabajan por y para redefinir el sentido del éxito empresarial: un éxito que se mide por el bienestar de las personas, las comunidades y el planeta y, con ello, lograr que todas las compañías compitan por ser no solo las mejores del mundo, sino las mejores para el mundo.